domingo, 18 de diciembre de 2011

Qué difícil es sentir. Más, enamorarse.

Cuando dices lo que sientes, cuando se reduce tu mundo a dos palabras: me gustas. O a dos términos: Te quiero. 

Cuando de repente el miedo te invade... Cuando chilla el desosiego. 

Cuando te tiemblan hasta las yemas de los dedos. Incluso cuando palpita la pieza más pequeña de tu órgano vital. 

Y cuando llega a contraerse, sale de tu pecho. Ese sentimiento, inconscientemente.
Que retumba en un piso vacío, en cuatro paredes inundadas de esperanza.
Que resuena en calles céntricas, a la luz de las farolas.

Cuando se espera una respuesta. Cuando la esperas por inercia. Puede que no llegue. ¿Y si no llega?

Qué difícil es sentir. Más, enamorarse.  

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