sábado, 31 de diciembre de 2011

Te imaginé soñando. Y me soñabas.

Y llegó el día en que te imaginé. Te imaginé despierto, apoyado al otro lado de mi almohada. Mirándome. Mirándonos. 

Te imaginé abrazado a mí. Rozándonos. 

Te imaginé soñando. Y me soñabas. 

Te imaginé de espalda y llegabas casi a la perfección. 

Imaginé tu mano sobre la mía, mis dedos descansados sobre los tuyos. Quedándose quietos varios minutos. Varias horas. Varias mañanas de este frío diciembre. Y de aquel esperado enero. 

¡Feliz 2012!

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Luz tenue, dedos entrelazados, oscuridad silenciosa.

De repente te marchaste, y no supiste darme un por qué.
Divagando entre las razones mas extrañas, entre las más misteriosas.
Entre las más contundentes.
Entre aquellas que se unían a las preguntas que... Que velaban mi cabeza un 27 de diciembre.

De repente una imagen en negro. Como si fuese el final de un camino que hasta ahora caminábamos juntos.
Luz tenue, dedos entrelazados, oscuridad silenciosa.
Tú.
Yo.
Otra vez tú.
No me hacía falta nadie más que tú.

Pero te marchaste.
Y me perdí al intentar alcanzarte. Al intentar buscar tu sombra en tanta confusión.
Me perdí al recordarte. Al preguntarme tantas veces: ¿vas a volver?

Y no obtuve nunca respuesta.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Qué difícil es sentir. Más, enamorarse.

Cuando dices lo que sientes, cuando se reduce tu mundo a dos palabras: me gustas. O a dos términos: Te quiero. 

Cuando de repente el miedo te invade... Cuando chilla el desosiego. 

Cuando te tiemblan hasta las yemas de los dedos. Incluso cuando palpita la pieza más pequeña de tu órgano vital. 

Y cuando llega a contraerse, sale de tu pecho. Ese sentimiento, inconscientemente.
Que retumba en un piso vacío, en cuatro paredes inundadas de esperanza.
Que resuena en calles céntricas, a la luz de las farolas.

Cuando se espera una respuesta. Cuando la esperas por inercia. Puede que no llegue. ¿Y si no llega?

Qué difícil es sentir. Más, enamorarse.  

viernes, 28 de octubre de 2011

Me contradigo.

Con prisas...
Comencé a odiarte.
Empecé a respirar otro aliento.
A sentirte lejos.


Con prisas...
Comencé a desearte.
A querer saber de ti.
A palparte alrededor de mis sentidos.


Me contradigo. 

domingo, 16 de octubre de 2011

Soy mujer de siete semblantes.

Siento pesada mi espalda, mis piernas. Todo mi cuerpo. 
Siento un vacío en él y no he empezado a confesarme.
Siento un agujero en el centro de mi pecho. Por que ahí está el corazón. Mi órgano vital que me trata a su merced. Añorando situaciones inadecuadas, desechando razones eminentes.
Siento habitada mi cordura, arraigada la discreción.

Soy mujer de siete semblantes.
Enloquezco si te acercas, me entusiasmo si te vas.

Soy caprichosa, inusual.
No valgo la pena.

¿Por qué me dejaste con las ganas de quererte?

Te fuiste.


Y aún hoy, sigo buscándote.

sábado, 15 de octubre de 2011

Mi sexto sentido empezaba a palpitar.

Entonces le vi. Con bufanda al cuello y zapatos de charol. Caminaba cabizbajo, sin mirar el horizonte. Con pantalones ajustados y camisa a cuadros. Cigarro en mano, soltando el humo de  una manera extraña, formando redondeles que desaparecían en ese cielo gris de un 15 de octubre. Ya hace dos años.

Tocándose el pelo cada dos minutos. Intentándose colocar un flequillo casi inexistente. Parecía nervioso, confuso. También inquieto. Una vez acomodado en aquella acera, no dejaba de dar vueltas de un lado a otro. Inspiraba. Espiraba. Inspiraba. Espiraba.  Y yo seguía observándole expectante al porvenir.

De nuevo cigarro en mano y calada posterior. Esta vez emitida en forma de corazón. Ya  lo intuía. Mi sexto sentido empezaba a palpitar. Y nunca se equivocaba.

Entonces apareció ella… Caricias y contacto.

(Golpe en el pecho).

De nuevo, un anhelado abrazo seguido de  “has tardado en venir”. Quise pensar que sus labios articularon esas palabras, pues me encontraba demasiado lejos para  deducirlas.

Me giré. Di media vuelta y seguí el camino de ida, donde aún quedaban los pasos de la angustia, del desconsuelo, de la pena.


Que sean felices, pensé.

Hace un día que dejé de quererte...

Y lo llevo bien. 

jueves, 13 de octubre de 2011

Qué paradoja. Qué contrasentido.

No recuerdo en qué preciso momento decidiste dejar de quererle. Supongo que fue cuando tu corazón estalló y se rompió en partes iguales. O en partes desiguales. Qué más da. Aquí no hay cabida para la perfección.


Asimismo, imagino que fue inhumano. El momento en que, presa del placer de amar, decidiste abandonar. El instante en que, dueña del órgano vital, intentaste ceder. 

No sé en qué preciso instante dejaste de quererle. Al fin. No fue fácil decir adiós a una etapa en la que se sufre sin querer. Y qué paradoja. Qué contrasentido.
No fue cómodo decir adiós a los peores pensamientos, a los sentimientos más profundos. A los te quiero más irracionales.

No fue simple en ningún momento. Porque no quisiste, amaste. Y ese sentimiento merece ser respetado.  

lunes, 10 de octubre de 2011

Son suspiros de amor y por amor.

Son suspiros de amor y por amor.
Los que expelo cuando te veo. Los que me invaden al sentirte.

Son suspiros de amor y por amor.
Los que anhelo al recordarte. Cuando despedazo el querer.

Son suspiros de amor y por amor.
Los que revelo si estás lejos. Aún queriendo huir de ti.

Son suspiros de amor y por amor.
Los que ansío cuando te vuelves. Cuando estás a metros de mí.
De mi cuerpo. De mi piel. De mis labios. De nuestras comisuras.

domingo, 9 de octubre de 2011

Es domingo de siete letras.

No es lunes.
Ni viernes.
No es martes tampoco.
Es domingo. Domingo de hacer cosas anormales, pues las normales se conciben entre semana.
Es domingo, aunque a veces no lo parezca. Aunque tenga cara de miércoles o de sábado, según de qué perfil lo mires.

Es domingo de siete letras. De empezar Despierto, con Ojeras, Mirando a tu alrededor, Intentando ubicarte, Navegando en tus pensamientos, Guisando los por qués, Obteniendo respuestas.

Es domingo y he de confesarlo: no me gustan, no me atraen. Por que después de un domingo, viene un lunes. Y de éste, mejor no hablar.

Hoy no es día de querer, ni de querer(te) con ganas.

Hoy es un día gris, de nubes grisáceas, de colores grises y de sentimientos agrisados.
De proponer un “mañana” y quedarte en hoy.
De decir “ya vuelvo” y no encontrar el camino.
De susurrar un “te quiero” y no sentirlo.

Es un día desagradable, de mañanas grises, de “ya vuelvo” grises y de “te quieros” aún más grises.

Hoy es un día en el que lo prometido no se cumple, las palabras susurradas se desvanecen como simples hojas, cayendo de un árbol de otoño en un día gris.
Los “te quiero” son el resultado de historias de amor, que creyeron ser reales en un día como hoy.

Hoy es un día en el que querer no significa amar. Ni el amar es más que el querer.

Hoy no es día de querer, ni de querer(te) con ganas. 

sábado, 8 de octubre de 2011

Bienvenida bloggera

Humana, espontánea y directa. Enigmática y romántica al cuadrado. Cabezota por excelencia, pletórica de emociones. Colecciono pensamientos. Recopilo ideas. Desnudo sentimientos. Percepciones. Idas y venidas.

Detrás de estas palabras, me escondo. Soy todo lo que he escrito y disfruto componiendo esta melodía, donde cada una de mis ideas la conforman.

Con esta primera entrada, quiero darme la bienvenida.

Espero que disfrutéis con cada una de estas líneas, meditadas con todo el AMOR de mis sentidos.