miércoles, 28 de diciembre de 2011

Luz tenue, dedos entrelazados, oscuridad silenciosa.

De repente te marchaste, y no supiste darme un por qué.
Divagando entre las razones mas extrañas, entre las más misteriosas.
Entre las más contundentes.
Entre aquellas que se unían a las preguntas que... Que velaban mi cabeza un 27 de diciembre.

De repente una imagen en negro. Como si fuese el final de un camino que hasta ahora caminábamos juntos.
Luz tenue, dedos entrelazados, oscuridad silenciosa.
Tú.
Yo.
Otra vez tú.
No me hacía falta nadie más que tú.

Pero te marchaste.
Y me perdí al intentar alcanzarte. Al intentar buscar tu sombra en tanta confusión.
Me perdí al recordarte. Al preguntarme tantas veces: ¿vas a volver?

Y no obtuve nunca respuesta.

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